Benjamín Franklin fue un científico, político e inventor norteamericano, que nació el 17 de enero de 1706 en Boston. Decimoquinto hijo de un total de diecisiete, su formación consistió únicamente de estudios elementales y sólo los realizó hasta los diez años. Trabajó ayudando a su padre en la cerería de su propiedad, después como aprendiz en la imprenta de su hermano James. Cuando tenía 15 años, fundó el «New England Courant», considerado como el primer periódico realmente independiente de las colonias británicas y en 1724 se fue a Inglaterra para completar su formación como impresor.
En lo que respecta a su actividad científica, en su estancia en Francia en 1752, hizo el famoso experimento de la cometa que le permitió demostrar que las nubes están cargadas de electricidad y que, los rayos son como disparos y descargas de tipo eléctrico. Para hacer el experimento, que era muy arriesgado, utilizó una cometa dotada de un alambre metálico sujetada por un hilo de seda que, de acuerdo con su suposición, debía cargarse con la electricidad captada por el alambre. En la tormenta, acercó la mano a una llave que pendía del hilo de seda y observó que, lo mismo que en los experimentos con botellas de Leyden que había realizado antes, saltaban chispas, lo cual demostraba la presencia de electricidad.
Este descubrimiento le permitió inventar el pararrayos, cuya eficacia dio lugar a que ya en 1782, en la ciudad de Filadelfia, se hubiesen puesto 400 de estos ingenios. Sus trabajos acerca de la electricidad le llevaron a formular conceptos tales como el de las cargas negativas y las cargas positivas, a partir de la observación del comportamiento de las varillas de ámbar, o el de conductor
eléctrico, entre otros. Enunció el principio de conservación de la carga eléctrica. Inventó también el llamado horno de Franklin y las denominadas lentes bifocales. La gran curiosidad que sentía por los fenómenos naturales le indujo a estudiar, entre otros, el curso de las tormentas que se forman en el continente americano y fue el primero en estudiar la corriente cálida que discurre por el Atlántico norte y que en la actualidad se conoce con el nombre de corriente del Golfo.
Pero volviendo al tema eléctrico, es desde entonces que las barras metálicas sobre los edificios que atrapan los rayos y los desvían para que no impacten contra las infraestructuras o las personas, han evitado grandes atentados de la naturaleza y salvado miles de vidas.
Lo que probablemente no esperaba Franklin es que, más de casi tres siglos después, su invento seguiría siendo fundamental y que serviría como base para otros aparatos. La revista Nature Photonics ha publicado este lunes un avance significativo de 28 científicos internacionales que pretenden mejorar la innovación del siglo XVIII con tecnología de este siglo: un sistema que emplea un láser de alta potencia que puede revolucionar el antiguo sistema de protección contra los rayos.
Los investigadores han confirmado que usaron con éxito un láser dirigido al cielo desde la cima del Monte Santis, en el noreste de Suiza, para desviar los rayos. Con un mayor desarrollo, este pararrayos láser podría proteger la infraestructura crítica, incluidas las centrales eléctricas, los aeropuertos, los parques eólicos y las plataformas de lanzamiento. Los relámpagos ocasionan miles de millones de dólares en daños a edificios, sistemas de comunicación, líneas eléctricas y equipos eléctricos cada año, al mismo tiempo que matan a miles de personas. Con este nuevo sistema, todo esto se podría evitar.
De momento es pronto, pero con todos los ensayos y lanzamiento de este láser que están siendo un éxito, los científicos auguran que revolucionará el paradigma y hará más seguras las ciudades y las infraestructuras.
Me gusto tu reseña Esperando que las innovaciones a este pararrayos duren y beneficien a la humanidad así como el primero. Felicitaciones al cumpleañero donde quiera que se encuentre.