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Librarnos de noticias amarillistas, atentados, pistoleros, violencia en cualquier plaza, inseguridad, políticos que no pierden la oportunidad de invadir cada calle y boulevard con sus propagandas… demos un respiro, que se haga un despojo de estas malas noticias y transitemos estos días apuntando a nuevos horizontes.
Aunque tristemente en cualquier punto del planeta estamos rodeados por desastres causados por los humanos, las guerras se permean y diversifican la crueldad de sus ataques, llegan a centros culturales como el recién atentado terrorista en Moscú en una sala de conciertos, lo que nos deja ver que el objetivo es transparente y directo, el objetivo es causar dolor…
Y sale a colación pues las medidas de blindaje en diversos museos y centros de entretenimiento van en aumento, estamos ante una crisis que nos orillará ¡a salir con chalecos antibalas! pues en la esquina menos esperada, podrías toparte con pistoleros y disparos que no te permitan huir. Frustra y entristece tal panorama.
Pero retomando el camino, hablemos de uno de los museos de gran calibre a nivel mundial, El Louvre, no solo por ser de los más grandes, sino porque se ubica en pleno centro de París y recoge casi 35,000 objetos en sus 60,600 m² que abarcan desde la Prehistoria hasta el siglo XXI. Gracias a que cada año más de 8 millones de personas entran en él, se considera el museo más visitado del mundo.
Justo en el interior del Palacio del Louvre, una antigua fortaleza que fue construida por el rey Felipe II a finales del siglo XII, es donde se ubica el museo y de hecho, los restos de dicha fortaleza pueden visitarse en el sótano de las actuales instalaciones. En cualquier caso, el edificio ha experimentado infinidad de ampliaciones hasta tener el aspecto actual.
La Academia tuvo su residencia en el Louvre durante más de 100 años. Sin embargo, durante la Revolución Francesa, las autoridades de la Asamblea Nacional determinaron que el Louvre debía ser utilizado únicamente como museo con el propósito de permitir el acceso de sus obras maestras a la nación. En concreto, el museo abrió sus puertas el 10 de agosto de 1793 con una exposición en la que tenían cabida un total de 537 obras, las cuales fueron expropiadas a la realeza y a la iglesia.
Debido a diversos problemas estructurales, el edificio permaneció cerrado entre 1796 y 1801. Por su parte, debido al impresionante crecimiento de la colección en los tiempos de Napoleón y a la implicación de este en el proyecto, las instalaciones pasaron a denominarse como Museo Napoleón. Sin embargo, tras su derrota en Waterloo, muchas de las obras que fueron sustraídas por su ejército se devolvieron a sus propietarios originales.
La colección de obras del Louvre se incrementó exponencialmente durante los reinados de Luis XVIII y Carlos X, así como durante el Segundo Imperio Francés, donde consiguió 20,000 obras más para su acervo.
A partir del año 2008, la colección pasó a dividirse en 8 departamentos: Antigüedades Griegas, Romanas y Etruscas, Antigüedades de Oriente Próximo, Antigüedades de Egipto, Pinturas, Grabados y Dibujos, Escultura, Artes Decorativas y Arte Islámico.
Siempre hay una buena excusa para visitar el Louvre,
ya sea para maravillarse ante sus obras, evadirse por un rato o dar rienda suelta a la imaginación.
Vamos a centrar especialmente la atención a la famosa Pirámide del Museo del Louvre que fue inaugurada el 29 de marzo de 1989 y está a nada de festejar su 35 aniversario.
Este singular y polémico elemento, causó controversia por su diseño vanguardista y atrajo todas las críticas, era el foco central de una profunda transformación de un museo algo anquilosado, que prestaba una de sus alas laterales al Ministerio de Finanzas y otra zona a un estacionamiento. El resultado era un laberinto de edificios, con diferentes entradas, por lo que se decidió unificar toda la superficie y dotarle de un único acceso.
El proyecto se convirtió en un poliedro de mil metros cuadrados de base, más de 21 metros de altura sustentado en una estructura de 95 toneladas de acero, un chasis de 105 toneladas de aluminio y recubierta de 673 rombos de un cristal especialmente compuesto para preservar su transparencia con el paso del tiempo.
La prensa se ensañó con el presidente en turno François Mitterrand, a quien acusaron de querer convertirse en el «primer faraón» de Francia. Uno de los periódicos más combativos fue el diario «Le Figaro» quien como dato curioso, el ministro socialista de Cultura que impulsó el proyecto en los años 80, Jack Lang compartió:
«Para mí, el auténtico triunfo fue cuando, una vez terminada la obra, el director del suplemento de ‘Le Figaro’, Robert Hersant, me llamó para pedirme si podía celebrar bajo la pirámide el aniversario de la revista. Me sonó a rendición y le dije que sí».
En resumen, la pirámide resolvía todos los retos. Permitía al museo dotarse de una entrada única, evitaba tocar la fachada del que fuera palacio real y, además, respondía al deseo de Mitterrand de «tener una estructura lo más ligera posible, casi aérea».
Polémica, vanguardista, ahora ya representativa no solo de un país, sino de la cultura universal y de la mezcla de ideas, líneas, formas y de lo atemporal, icónica combinación que nos aterriza ante lo diverso de las expresiones humanas, las autoridades vieron más allá y por esto! vale la pena confiar y darnos un respiro.
Recuerdo con tal precisión esta fecha porque después de sufrir un aparatoso accidente y estar en el hospital, tuve la oportunidad de ver desde la ventana de la habitación una luna enorme y brillante, una luna que solo quien la ha apreciado desde Cancún sabe lo imponente que resulta… me transmitió en ese momento una sensación de paz y grandeza indescriptible.
Al pasar de los años he tenido la oportunidad de capturarla desde diferentes lugares, plazas y paisajes, siempre siendo la protagonista de la cámara y permitiéndome disparar en el momento preciso para atrapar su belleza.
Sin duda, la Luna, nuestra vecina, no deja de ejercer su poderoso magnetismo sobre la humanidad; al ser el cuerpo celeste más cercano, lo hemos observado, estudiado y visitado, así como admirado su belleza.
Desde el inicio de los tiempos, ya sea por su cercanía a la Tierra o por su cambiante apariencia, la existencia de este astro ha impulsado a la ciencia a mirar más allá de las fronteras de nuestro planeta y explorar los misterios del universo. Aquí recorremos algunos de los datos más importantes y característicos de este satélite natural:
¿Cómo se conformó el paisaje lunar?
Sin atmósfera que la proteja, la Luna está expuesta a todo tipo de impactos, como blanco de innumerables pistoleros. Multitud de meteoritos han chocado contra su superficie a lo largo del tiempo. Por ello, miles de cráteres, planicies, mares y montañas conforman su orografía.
¿Cómo es la superficie de la Luna?
El suelo selenita está recubierto de un sedimento fino generado por los impactos de los meteoritos. Ese polvo acumulado en capas que oscilan entre los 2 y los 20 metros de grosor se denomina regolito lunar y alberga también partículas procedentes de los vientos solares.
¿De qué color es?
Desde la Tierra podemos ver la Luna de color blanco, amarillo o rojizo por interferencias con nuestra atmósfera. Sin embargo, la superficie del satélite es gris o marrón, según sus componentes. Así, la imagen que tenemos desde nuestro planeta no coincide exactamente con el verdadero color del cuerpo celeste: pese a ser el segundo objeto más brillante de nuestro cielo después del Sol, el suelo de la Luna es en realidad tan oscuro como el carbón, increíble, no?
¿Cuántos cráteres tiene?
En la Luna hay un total de 1,600 cráteres registrados. Los principales son los llamados Tycho, Copérnico, Aristarco, Grimaldi… Sus nombres provienen de científicos, artistas, exploradores, eruditos e incluso cosmonautas rusos y astronautas estadounidenses. En 2017, la Unión Astronómica Internacional aprobó la denominación de dos nuevos cráteres, el cráter Guest y el cráter Wargo. Así, la lista completa va evolucionando y completándose con el tiempo a medida que se descubren y nombran nuevos cráteres.
¿Cómo es la gravedad en la Luna?
La gravedad de un cuerpo depende de su masa. La Tierra tiene 81,3 veces la masa lunar, por lo tanto su gravedad es muy superior. En la Luna, la gravedad es de 1.62 m/s, que sería la velocidad a la que un objeto en caída libre se precipitaría contra su superficie. En la Tierra, lo haría a 9.8 m/s. Eso significa que la fuerza de la gravedad en la superficie lunar es 0.17 veces de la Tierra, lo que hace que allí pesemos 6 veces menos.
¿Por qué no hay atmósfera?
La baja gravedad de la Luna impide que haya atmósfera, ya que no hay suficiente gravedad para retener las partículas de gas en su superficie. Sin esta fuerza para retener el gas, no es posible que se cree una atmósfera. De todos modos, el satélite sí cuenta con una exosfera formada por una capa muy delgada de gases en la superficie que, a diferencia de los gases que conforman las atmósferas, están tan dispersos que casi nunca chocan entre ellos.
¿Cuál es el punto más elevado de la Luna?
El punto más elevado de la superficie lunar es incluso más alto que el Everest, la montaña más alta de la superficie de la Tierra. La cumbre Selenean mide 10.786 metros y se encuentra en la cara oculta de la Luna, próxima al ecuador del satélite. Esta localización fue descubierta por un equipo del LRO (Lunar Reconnaissance Orbiter, una sonda espacial estadounidense dedicada a la exploración de la Luna) dirigido por el profesor Mark S. Robinson en 2010.
¿Qué temperaturas hay?
En la Luna, la temperatura máxima es de 127 ºC, en el ecuador y cuando da el Sol. Sin embargo, dentro de los cráteres, en los polos bajos, la temperatura lunar puede llegar a descender hasta los -173 ºC.
¿A qué distancia estamos?
La distancia media que separa la Luna de la Tierra es de 384.400 km. Según la posición en la que se encuentren el planeta y el satélite, la distancia puede llegar a ser de 363.000 km como mínimo y de 405.500 km como máximo.
¿De qué tamaño es?
El diámetro de la Luna es de 3.476 km, exactamente la distancia que hay entre Madrid y Moscú. Es un cuarto del diámetro de la Tierra, que mide un total de 12.742 km. Pese a ser pequeña en comparación a la Tierra, la Luna es el quinto satélite más grande del sistema solar y el satélite más grande respecto a su planeta.
¿De qué está hecha?
La Luna alberga un pequeño núcleo interno de hierro, un manto formado por densas rocas de hierro y magnesio, y una corteza de 70km de espesor cuya superficie está formada por silicatos, óxidos de aluminio (un 14% en los mares oscuros y un 24% en las tierras claras) y también óxido de calcio y de hierro. El elemento más abundante es el oxígeno (un 43%), seguido del silicio (20%), magnesio (19%), hierro, aluminio, trazas de cromo, titanio y magnesio.
¿Qué vemos desde la Tierra?
Desde nuestro planeta únicamente podemos contemplar la cara visible de la Luna, el hemisferio del satélite que está permanentemente orientado hacia la Tierra, caracterizado por sus oscuros mares lunares de origen volcánico, montañas antiguas y atroblemas (cráteres causados por el impacto de meteoritos). El hemisferio opuesto es la cara oculta de la Luna.
Con toda seguridad, ahora cuando veas a la luna y la contemples de modo romántico, ya tienes datos que harán que su visión sea aún más interesante.
… el puente al nuevo ciclo.
¿Qué significa decir adiós? es crecer como diría el buen Cerati… y crecer nos permite construir otros caminos, transitar en un modo distinto, en un modo transparente, despojándonos tal vez de aquello que en el pasado formó parte de nosotros pero que ahora requerimos liberar. Aunque este despojo no significa olvidar, no se trata de un atentado a la memoria, pues el pasado se atesora por las historias que ahí construimos, por las historias que se entrelazan con otras, el pasado ahí está, con la gran ventaja de que lo vivido nos permite anhelar un futuro y planear, decidir que nuevos puentes nos llevarán a otros destinos.
Las etapas, las relaciones, las amistades, las propias familias cambian, las personas crecemos y tal vez los caminos se separan, tal vez la unión con alguien, con algo… se transforma en dejar ir y justamente decir adiós.
Iniciamos un 2024 que viene lleno de expectativas de gran calibre, un año con hojas en blanco que emociona llenar y nuevas fotografías que estoy dispuesto a capturar. Simbólicamente en cada arranque de año se abre la oportunidad de hacer el balance, de librar nuevas batallas, de obtener nuevas victorias, de hacer disparos certeros para aprender y volver repasar lo que nos llena, dejando atrás lo que no nos haga sentir en plenitud.
En todo México, en Cancún, en Piedras Negras, en Veracruz en cada lugar de este nuestro país podemos iniciar un nuevo ciclo, depende de nosotros hacer que pasen los cambios que nos traigan un beneficio no solo a nivel personal, sino también como sociedad, hay que decir adiós a las actitudes tóxicas, a la violencia en todos sus niveles, a las autoridades que bloquean un porvenir real, armonioso y justo.
Con toda seguridad, al final del puente, una vez habiendo elegido el nuevo camino, encontraremos lo que nos pueda llenar en esta fase, uno nunca sabe, lo que es cierto y la vida no me dejará mentir ¡decir adiós nos lleva a crecer!
ADIÓS Suspiraban lo mismo, los dos Y hoy, son parte de una lluvia lejos No te confundas, no sirve el rencor Son espasmos después del adiós Pones canciones tristes para sentirte mejor Tu esencia es más visible Del mismo dolor Vendrá un nuevo amanecer, uh-uh-uh-uh-uh Tal vez, colmaban la necesidad Pero, hay vacíos que no pueden llenar No conocían la profundidad Hasta que un día no dio para más Quedabas esperando ecos que no volverán Flotando entre rechazos Del mismo dolor Vendrá un nuevo amanecer Separarse de la especie por algo superior No es soberbia, es amor No es soberbia, es amor Poder decir adiós Es crecer, uh-uh-uh-uh-uh GUSTAVO CERATI
Tiempos complejos en cada rincón del mundo, pareciera que el caos es el vecino de todos, desde peleas porque la camioneta tipo Crusier se metió en el carril donde un empresario en su deportivo de lujo, rodeado de escoltas de seguridad, se sintió «amenazado» y ordena con pistola en mano detener tal atropello, hasta discusiones que terminan con la vida de las personas inmersas o no en el pleito, agresiones familiares que aparecen diario en los periódicos amarillistas, una pequeña niña herida por la bala perdida de una ráfaga hecha por pistoleros, el atentado en un hospital… ¿en dónde estamos?
Ucrania, Palestina, Salvatierra Guanajuato en México, no hay fronteras para la violencia, no hay límites para no frustrarse por la falta de valores, de seguridad, por las matanzas, por lo común que se vuelven ahora los disparos que no saben si es un joven que tiene todo por delante para vivir y ahí, en una fiesta se escribió su fin.
Iniciaba este artículo pensando en cerrar el año con un tema espiritual, un tema de esperanza que nos permita cargar la pila y volver a creer en las autoridades, en los niveles de gobierno en todo el planeta, en las personas con las que convivo al pasar por la plaza, por la calle, con las que comes en el restaurante, pero es inevitable no abrumarse, enojarse y pensar que el futuro es incierto y que no hay más que hacer.
Pero nuevamente, debemos respirar y voltear a ver al que va a tu lado, al joven que deja de estudiar por ayudar a su madre en el puesto de dulces, a la pareja que lleva a un niño pequeño con toda la ilusión de que les esperan grandes cosas por vivir, a los que buscan una mejor convivencia con el planeta, al que es respetuoso, a la que es empática, simplemente hay que vernos al espejo, aquí estamos y aquí seguiremos a pesar del caos.
Hay que resolver los entornos propios para permear a las comunidades, exigir mejores condiciones a las autoridades responsables, pero también cooperar y trabajar, no estirar la mano creyendo que la vida depende de lo que nos den afuera.
Fácil no es, como no es sencillo sortear un entorno adverso, pero la actitud y la convicción de hacer las cosas correctas en el lugar poco correcto junto a las personas que tal vez no sean las adecuadas, son más valiosas que hacer nada y lamentarse.
Así que volveré al origen de este escrito y resaltaré la estrategia de las tablas japonesas de deseos y oración, un bello símbolo de esperanza que se cuelga en templos y santuarios. Estas pequeñas placas de madera con inscripciones tienen por objetivo aligerar a las almas agobiadas por las preocupaciones. Son llamadas «ema» y al colocarse flotan hacia el cierto en forma de deseos.
Las primeras versiones de ema en el siglo VIII representaban caballos, los animales vivos que se sacrificaban a las deidades y a los líderes fallecidos durante las ceremonias sintoístas. Hoy en día, estas placas representan criaturas, flores, geishas, corazones, árboles y cascadas. Cuelgan de bastidores y pueden comprarse pre-decoradas o en blanco. Estas peticiones son inspeccionadas por un sacerdote del templo o santuario, que reza para que sean concedidas.
Ofrecer emas sigue siendo un elemento central de la cultura japonesa. Representa la profunda relación del país con sus dos religiones principales, el sintoísmo y el budismo, que están fuertemente entrelazadas. Las ema, las banderas de oración, las tablillas votivas y las linternas flotantes pueden ofrecer a los fieles un consuelo crucial en medio de la adversidad. Estos objetos no sólo proporcionan un canal a los dioses, sino que recuerdan a la gente la red de apoyo humano que les rodea. «Cosas como amuletos y talismanes pueden ser un recordatorio de las conexiones sociales de larga duración que pueden proporcionarnos consuelo en momentos difíciles».
Luego entonces, si por naturaleza el humano es social, si necesitamos convivir y ser parte de una sociedad «organizada», se supone «evolucionada», por qué no podemos convivir sin herir, por qué no puede cada uno hacer y estar en una conciencia de equilibrio.
Reflexionar, respetar, renovar, exigir, hacer, trabajar, dar, vivir, son solo algunos de los verbos que requieren una ejecución y que no pueden esperar más.
En el año 2013 tuve la oportunidad de dejar un ema en Japón, ahora en 2023 renovaré el deseo e invito a que pidamos a la vida y devolvamos un mejor entorno, por nuestro bien y por ende por el bien de todos.
Ningún hotelero se imagina que su peor enemigo será su entorno natural, con toda seguridad el huracán Otis llegó para marcar la vida de miles de personas del estado de Guerrero y de todo México. Familias que perdieron algún integrante, vecinos que perdieron su casa, los pequeños hoteleros que no tienen solvencia para volver a arrancar sus negocios, vendedores en la playa, restaurantes, trabajadores que basan su economía en el turismo y en actividades del diario en todos los rincones cercanos al puerto de Acapulco.
Este fenómeno meteorológico fue el decimoquinto ciclón tropical del océano Pacífico de la temporada 2023. Se trató de un ciclón de dimensiones reducidas, pero de extraordinaria potencia y capacidad destructiva. Es el ciclón tropical más fuerte que ha tocado tierra en el estado mexicano de Guerrero y el primer huracán del Pacífico que alcanzó tierra con gran magnitud, superando en intensidad al huracán Patricia del 2015. Hizo su arribo el 24 octubre del 2023 en las proximidades de Acapulco, ostentando la categoría 5, algo nunca antes vivido en esta región.
¿Por qué fue tan destructivo?¿Por qué no se notificó con tiempo para evacuar y resguardar la vida de los habitantes así como para proteger lo material?. Después de años de una planificación urbana deficiente, violencia y corrupción, los hoteles de gran calibre, los condominios de altura a lo largo de la bahía y los barrios colina abajo que rodean la costa fueron extremadamente susceptibles a los fuertes vientos de Otis. Además, México registró el mes de septiembre como de los más caluroso, una tendencia consistente con el cambio climático, lo que significó que las aguas que rodean la zona, proporcionaran a Otis cantidades masivas de energía.
Las temperaturas más altas, junto con una corriente en chorro justo al norte de la tormenta, crearon las condiciones perfectas para que Otis se volviera de una tormenta tropical con vientos de 65 mph a un huracán de categoría 5 con ráfagas de más de 200 mph en tan solo 12 horas.
Se ha criticado tanto a nivel estatal como empresarial la falta de urgencia para evacuar la zona. Por ejemplo, el periódico mexicano El Universal en su edición digital, informó que las personas que se alojaban en hoteles no fueron informadas por los administradores de las previsiones sobre el huracán. Muchas embarcaciones se quedaron en alta mar y sufrieron el atentado directo de este fenómeno sin ser advertidos por las autoridades portuarias.
Solo un avión cazahuracanes -una aeronave que recopila datos meteorológicos- voló hacia Otis antes de tocar tierra, lo que significa que nadie tenía una imagen completa del tipo de tormenta que enfrentaba el estado de Guerrero. Como lo expresó Jeff Masters, colaborador de Yale Climate Connections, si Otis se hubiera formado en el Atlántico, habría habido más advertencias. “Los huracanes mexicanos en el Pacífico simplemente no reciben tanta cobertura”, dijo Masters en Fox Weather.
La destrucción causada por Otis brinda la oportunidad de reconstruir la ciudad de manera más sólida. Esta reconstrucción sería una oportunidad para corregir los errores históricos que durante mucho tiempo han socavado a Guerrero y a Acapulco. Este es el momento de desarrollar infraestructuras que hagan a la ciudad resistente en un mundo que se calienta y que potenciará más tormentas.
Así como un huracán destruye, huye y como un atentado, deja su huella, así de intensa debe ser la respuesta de las autoridades locales, estatales y federales, debe haber transparencia en los recursos y acciones. Los habitantes y empresarios de las regiones que están cercanas al puerto son visibles, pero los afectados en las comunidades que se encuentran alejadas de recursos e infraestructura deben ser alcanzados también.
¿Quieres ayudar? Aquí hay algunas organizaciones verificadas para apoyar al estado de Guerrero tras el paso de huracán Otis: